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¿Memoria o evocación?

disquete

Me gusta ser tutor de los primeros cursos de la ESO. Entre otras cosas porque tengo la oportunidad de reflexionar y debatir con los alumnos acerca del proceso de aprendizaje. Y muy a menudo compruebo lo siguiente: que, para ellos, el término aprender tiene un significado muy difuso. El objetivo final es el boletín de notas y para obtener buenos resultados en ese documento casi siempre hay que pasar por un trance llamado examen. En las materias con contenidos solidos, la preparación del examen de marras, en muchos casos, consiste en pegarse una atracón el día antes de la prueba, con el fin de reproducir el texto de ese ente todopoderoso llamado libro de texto lo más fidedignamente posible. ¿Qué profesor le va a hacer ascos a la reproducción fiel de lo que canta aquel tomo maravilloso? Pero si hay una pregunta de análisis o un comentario crítico, entonces, con mucha frecuencia, la coherencia del texto escrito deja mucho que desear.

Por eso en las sesiones de tutoría me gusta descubrir qué hacen los alumnos para aprender. Hay muchas evidencias sorprendentes, algunas maravillosas y otras demoledoras. Por ejemplo, sí que han recibido nociones sobre técnicas de estudio, pero les cuesta muchísimo ponerlas en práctica. Van armados con estuches llenos de rotuladores fluorescentes pero, a la hora de seleccionar lo importante del texto, la respuesta mayoritaria es: ¡pero si es que todo es importante! Algunos alumnos tienen ideas brillantes pero la mayoría no sabe actuar ante todas esas páginas llenas de información.

Creo firmemente que todas estas iniciativas para romper la maldición del aprendizaje memorístico deberían ser una prioridad en nuestras aulas. Invitar a los alumnos constantemente a pensar, a desentrañar no solo el significado de las palabras, sino su relación con otros conceptos, con otros contextos, con sus contrarios y con sus cercanos; enlazar y enlazar.

Siempre he sido muy amigo de los mapas conceptuales pero, ciertamente, ahí, sobre todo, hay palabras. Palabras unidas a otras palabras en una jerarquía adecuada. No cabe duda de que es un ejercicio intelectual excelente, pero empiezo a considerar que el Visual Thinking puede ser una clave imprescindible para estimular la atención que los alumnos (y yo mismo) deben prestar, y para sustituir el dichoso aprendizaje de memoria por la evocación, que me parece mucho más efectiva.

Creo que el gran problema se esconde tras una realidad que mencionaba Enrique Roca, presidente del Consejo Escolar del Estado, en una entrevista que le hacían hace unos días en El País y que os invito a leer completa:

No es preciso que dominen listados inabarcables de contenidos en cada materia. Ese planteamiento está muy instalado en cierta cultura española de qué es aprender y aprobar.

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