He tardado un par de días en decidir cómo iba a hacer estar reflexión. He leído la documentación, he visto los vídeos —algunos no los he visto enteros, lo reconozco; pero el de Sunni Brown es mi preferido—, he leído las instrucciones 2 o tres veces y, al final, no sabía cómo meterle mano a este asunto. Quizá se deba a que, tradicionalmente, cuando uno hace un curso, espera que le enseñen cosas con una actitud un poco pasiva: ellos me dan, y yo recibo. El escollo es este de hacerte reflexionar desde el principio: ¿por qué estoy haciendo un curso de visual thinking? Sin pensarlo mucho diría que lo hago porque la técnica es atractiva. Uno ve ese clip en el que un dibujante de mente rapidísima hace un esquema visual de lo que nos cuenta Ken Robinson en Changing Pardigms y piensa: „¡Hala, yo quiero hacer eso!“. Luego se cae del guindo y se da cuenta de que, para hacerlo, hay que saber dibujar muy bien y muy rápido. Y tener un don muy especial para ser capaz de sintetizar las ideas con unos cuantos trazos. Y desiste. Quizá cuando me jubile. Pero el atractivo permanece. Yo creo que por eso me sentía atraído por el curso.
Pero, cuando leí en las instrucciones las preguntas: ¿qué puede aportar a tu forma de trabajar? o ¿cómo podrían usarlo mis alumnos para aprender?, entonces, tuve que pensar —thinking, ¡leches!— y rápido, además.
Tengo entre manos con los de primero de ESO el asunto de la descripción. ¡Vamos allá! No quiero que escribáis nada. Coged un trozo de papel y un lápiz y dibujad tres características con las que os sintáis identificados. Tres cosas que os gusten, que formen parte de vuestra personalidad, que os definan. ¡Alberto, pero si es que a mí se me da muy mal dibujar! (Tentado estuve de ponerles alguno de los vídeos). Me da igual; tenéis 5 minutos.
Es sorprendente. Os dejo una muestra de lo que han hecho esta misma mañana:
Nada, no han hecho ningún curso de visual thinking, ni nada por el estilo. Fijaos en cómo ha dibujado Elena a una persona nadando; incluso se ve la espuma que levanta al agitar los pies. Y, cómo ha simplificado Noa en un dibujito que tiene una mente fuerte. Que son bajitos, que les gusta su pelo, la música, los animales, pintar.
Esta tarde me he sentado y me he dicho: ¡qué demonios!, ¡para eso estoy haciendo el curso! Voy a presentarles los textos descriptivos con visual thinking de este. Tenía un texto en el que Jules Verne hace un retrato de Miguel Strogoff. Esto es lo que me ha salido.
Prometo otro post con los efectos de la presentación. Es más, les voy a pedir que hagan una descripción, pero que lo hagan usando primero esta técnica. El texto lo escribirán más tarde. Os contaré también cómo ha resultado la actividad.
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