Reconozco que en muchas ocasiones me decepcionan ciertas actividades de los libros de texto. Me ocurrió a la vuelta de vacaciones de Semana Santa. Toca el texto descriptivo: en el libro aparecen los tipos de textos descriptivos, estructuras y elementos lingüísticos más comunes, la objetividad y la subjetividad, y la necesidad de realizar una observación detallada de lo que vamos a describir. Actividad propuesta: haz una descripción de un personaje de una foto o de tu compañero. Aburrimiento mortal.
Casualmente, —como suele suceder a menudo cuando uno pasea por internet dejándose aconsejar sobre cuestiones interesantes—, doy con una vuelta de tuerca a este aburrido ejercicio de las descripciones: un retrato chino. ¡Cómo no!, de la mano del siempre sorprendente blog Palabras azules.
Fijaos qué proyecto más interesante nos presenta Silvia Valls Caumons: ¡Sonríe, profe! Una entrevista a través de la imagen.
El objetivo es realmente creativo: asociar imágenes a características humanas particulares. Veamos un ejemplo: imagina que te preguntase un alumno, a ti que eres profesor:
—Profe, si tu fueras una especias, ¿qué especia serías y por qué?
Después de meditarlo un momento contestas:
—Canela. Me gustan los olores y los sabores exóticos.
Tras una batería de preguntas similares, la pareja de alumnos se va tan contenta a su clase porque tiene información de primera mano sobre uno de esos ejemplares tan desconocidos: los profesores.
Ahora tiene la posibilidad de hacer un retrato sobre el profesor de matemáticas que, en el fondo, aunque tenga apariencia de duro, es suave como un gatito persa, picante como la pimienta  y meditabundo como un narciso.
Los alumnos han ido del mero conocimiento de palabras altisonantes como "etopeya" y "prosopografía" a la aplicación más creativa de la descripción, donde imagen y metáfora obligan a los alumnos a crear un texto sorprendente.
Créditos de la imagen: Foto de Pixabay en Pexels